Olor a muerte…
Leo dice que ya he olido la muerte, cuando me lo dijo me saqué de onda, pero realmente es cierto, la muerte la he olido, quizá la he sentido tan cerca y no me había dado cuenta, pero gracias por recordármelo Leo.
La he olido desde cubrir una nota periodística, hasta por parir a mi hija Libertad.
Recuerdo que la noche del 13 de junio del año pasado en que se anunciaba el desalojo de los profesores en la ciudad de Oaxaca, por el Messenger le decía a Leo: Creo que está noche sí desalojarán a los profes, iré a hacer guardia, entonces él me contesta:
“Sólo recuerde” y me dijo algo así como hay que estar tan cerca de la nota, para que no se te vaya, pero tan lejos para no ser la nota” y pensé, tiene razón, no estaré tan cerca de los trancazos, si es que los hay, pero cerca de las 7 u 8 (del 14 de junio), ya no recuerdo realmente, yo estaba prácticamente en medio de los dos bandos, es decir, profesores y policías que se aventaban desde recordatorios de mamá hasta palos y piedras, ¡ha! y claro, no podían faltar los gases lacrimógenos.
Leo dice que me “seguía” los pasos a través del noticiario Monitor y se dijo: “esta mujer no hizo caso, esperemos que no sea la nota” y es que Leo a veces tiene mucho humor negro para este tipo de comentarios.
Y al cubrir una nota tienes que tener cuidado para no ser la nota, pero a veces por más que te cuides, te toca la de malas, desde un piedrazo hasta una bala, como sucedió con varios compañeros reporteros en la ciudad de Oaxaca.
lunes, 12 de marzo de 2007
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