viernes, 13 de abril de 2007

Olga Voluntad

Cuántos de nosotros llevamos un nombre, sin saber por qué, nadie nunca nos preguntó si nos gustaba o no, siempre he dicho que nuestros padres son unos autoritarios, nos pusieron un nombre sin saber qué significaba, pero unos somos afortunados en que no nos tocó el que el calendario de Galván indicaba, sino, no me quiero imaginar cuál me hubiese tocado.

En nuestro país se debe legislar para que cuando se cumpla la mayoría de edad o se tenga uso de razón, se pueda cambiar el nombre, no es que esté inconforme con el mío, el que tengo me encanta, pero conozco algunos que no están conformes con el nombre que llevan o que les tocó.

Bueno, cuando mi hijo tenga uso de razón, le preguntaré si le gusta su nombre o no, sino, también me he convertido en una autoritaria, claro, con la complicidad de su papá, el buen Víctor (que significa hombre victorioso) y Libertad, me ha dicho que le encanta su nombre desde que supo qué significaba esa palabra, así que… ahora hay que dejarla ser libre.

Todo esto se los comento, porque yo no sabía, hasta anoche, qué significaba mi nombre, Olga Rosario, éste último sí, claro, la explicación católica y hasta eso más o menos, aunque al segundo nombre no le dado más que la importancia de la combinación, y hasta ahí, pero Olga, siempre me causó curiosidad, de hecho, nunca me había topado con una tocaya de mi primer nombre hasta el tercer semestre de la licenciatura, lo cual me pareció una novedad, digo, el hecho de que le digan a otra persona tu nombre, te sientes rara, bueno, eso me pasó a mí.

Porque si del nombre Olga se trata, está Olga Brisky, que mis primos siempre me cotorreaban por ese nombre, siempre me decían: ¿Y tu violín?, o cosas por el estilo u Olga Tamayo, la mujer de mal carácter con un chongo en la cabeza, esposa del pintor Rufino Tamayo, uno de los mejores muralistas de México y oriundo, por supuesto de Oaxaca, pero de él, les contaré después, digo ahora no hablaré ni de arte ni de historia, sino de mi nombre. Podría enumerar los personajes que llevan este nombre que mis padres hicieron el favor de ponerme, digo favor, porque siempre agradezco que no me haya tocado un nombre del calendario de Galván y además de que estoy contenta con el que tengo, pero no sabía el significado.

Anoche conocí a una mujer de origen ruso, cuyo nombre es Natasha, está aquí en México, por azares del destino, y me dijo que tiene una hija que se llama Olga, es decir, como yo y otra que se llama María, como mi madre.

Lo único que sabía, es que el nombre de Olga, es un tanto común en Rusia, no sabía por qué, pero anoche le pregunté a Natasha qué significaba ese nombre y me dijo voluntad, yo salté de alegría, por fin supe un significado de mi nombre, ignoro si tenga otro en otro país, en otro idioma, etcétera, pero me encantó la traducción que me dijo esta mujer. Por fin encontré algo que andaba buscando y cuando se lo cuente a mi padre, seguramente le dará gusto, porque él tampoco sabía. Perdón por ser tan ególatra, pero que bonito significado el que me encontré, por el momento con éste me quedo.

miércoles, 11 de abril de 2007

¡Un regreso espeluznante!

Un perro muerto, grandes filas de automóviles, autobuses y demás enseres con llantas para rodar y transportar personas era lo que se veía sobre la carretea Puebla-México. Me leeré medio trágica, pero hasta autos chocados y policías federales tratando de sacar tajada, o quizá ayudar a los pobres automovilistas (no quiero ser tan mal pensada, sobre todo porque acaban de pasar los días santos), así era el panorama del domingo por la tarde sobre la carretera que conduce a Puebla y luego al DF.
Todos los autos a vuelta de rueda, el chofer una que otra vez frenaba medio brusco que te despertaba si es que intentabas medio dormitar, quizá quería traer a todos despiertos para ver aquellas escenas y que no sólo nos las contarán por televisión.
Yo al lado de una extranjera, a quien observaba de reojo y ella también a mí. Se le veía sorprendida por los grandes remolinos que se paseaban por los campos de Puebla, las colonias de esta ciudad fueron maquilladas en su totalidad por este polvo blanco, no se alcanzaba a ver más allá de 100 metros a consecuencia de los remolinos y también por el paso de automóviles que circulaban por calles de terracerías buscando vías alternas para poder llegar a su destino.
El cálculo era llegar a las 6 de la tarde a la ciudad del smog, pero no, la llegada fue a las 8:30 de la noche, nunca me imagine vivir un regreso de vacaciones al DF, a todo lugar, menos a esta ciudad tan grande, sólo lo había escuchado en las noticias, que era un vía crucis y sí que lo es.
Así que si de pagar manda en Semana Santa se trata, juro que sí la pague al regresar de Oaxaca al DF.